Varios motores diésel están presentes en varias partes de los vehículos pesados, incluidos los autobuses que se conducen en muchos estados no desarrollados y los camiones grandes con pocos automóviles. Estos motores son muy buscados debido a su capacidad de resistencia y potencia. También tienen el beneficio adicional de usar menos combustible en comparación con los motores de gasolina, lo que ayuda a ahorrar en costos de combustible. Pero, como cualquier motor, los motores diésel también liberan una pequeña porción de gases tóxicos, por ejemplo, óxidos de nitrógeno. Si no se controlan adecuadamente, estos gases resultan dañinos para el medio ambiente y también ponen en peligro la salud humana. Los sensores de oxígeno juegan un papel fundamental en la reducción del consumo de energía y las emisiones de los motores diésel.
Un sensor de oxígeno es una herramienta específica que mide el volumen de oxígeno en el escape del motor diésel. El escape es el gas que sale después de la combustión del combustible. El sensor de oxígeno se comunica con la computadora del motor, que es esencialmente el cerebro del motor. Esta información ayuda al motor a determinar la cantidad de aire y combustible que puede utilizar para funcionar correctamente. Al utilizar la cantidad correcta de aire y combustible, por ejemplo, el motor puede quemar el combustible de manera más completa. Esto también significa que los motores diésel pueden generar menos contaminación, que incluye monóxido de carbono y otros gases nocivos, al mismo tiempo que generan más potencia.
Los sensores de oxígeno se encuentran en el sistema de escape de los motores, que es la parte que se ocupa de los gases que salen después de la combustión. Funcionan evaluando la concentración de oxígeno presente en los gases de escape. Tipos de sensores de oxígeno para motores diésel Los sensores de zirconio y los sensores de titanio son los tipos de sensores de oxígeno más populares. La adopción generalizada de los sensores de zirconio se atribuye a su altísima precisión, así como a una tendencia hacia una respuesta fuerte cuando la concentración de oxígeno se acerca a los cero grados. Ahora bien, los sensores de titanio funcionan de forma bastante diferente. La medición de los niveles de oxígeno también es diferente porque se basa en una reacción química específica que se produce en la propia superficie del sensor.
Los sensores de oxígeno están fabricados con un material cerámico específico que combina dos componentes clave: elementos de calentamiento y de detección. El elemento de calentamiento es la parte más importante, ya que calienta el sensor a la temperatura adecuada para que pueda funcionar de manera eficaz. Esa temperatura es casi siempre de 500 a 800 grados Celsius: como un calor abrasador. Su elemento de detección consiste en un material que reacciona en función del cambio en la cantidad de oxígeno. Cuando esto ocurre, genera una señal de voltaje. Esta señal se transmite a la computadora del motor, que la lee y usa esta información para ajustar la cantidad de combustible que consume el motor (para crear una proporción de aire y combustible).
Los sensores de oxígeno son cada vez más importantes a medida que más personas y empresas adoptan motores diésel. Estos sensores garantizan un rendimiento óptimo de los motores diésel y, al mismo tiempo, reducen las emisiones nocivas. Varios países y territorios comenzaron a establecer estándares de contaminación diésel más estrictos. Esto significa que los fabricantes de motores diésel deben utilizar sensores de bajada de alta tecnología, como los que fabrica Derun Mechanical. Equipados con estos sensores, los fabricantes de motores pueden garantizar que sus motores ofrezcan un proceso eficiente y proporcionen el aire más limpio.
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